Nos despedimos de Medellín y, desde la terminal del sur, cogimos un bus hacia Manizales. Nos bajamos en San Peregrino, donde comimos una abundante bandeja paisa mientras esperábamos que nos vinieran a buscar para llevarnos a la Hacienda Venecia, una finca cafetera donde pasaríamos la noche y, al día siguiente, haríamos un tour cafetero. Nada más llegar a la Hacienda, dejamos las mochilas, nos pusimos el bañador y nos metimos en la piscina. ¡Qué fría estaba el agua! Ya estaba empezando a atardecer y, por lo tanto, el sol ya no calentaba. Cuando estábamos empezando a ponernos morados del frío, decidimos salir y darnos una larga ducha caliente. Nos abrigamos bien y salimos de la casa, nos tumbamos en las hamacas que rodean la casa para leer un rato, rodeados de una hermosa belleza. No recordábamos cuándo habíamos estado tan relajados, sientiéndonos en paz y con tal absoluta tranquilidad.
Cenamos unos bocadillos que llevábamos, pues ir a la Hacienda fue un lujo para nosotros (también a nivel económico) y nos fuimos a dormir.
Dormimos como bebés. Con un hambre feroz, nos levantamos para esperar el desayuno. Desayunamos con una mujer francesa que llevaba unos 6 meses viajando y una pareja formada por un inglés y una alemana que se conocieron en Australia. Después de compartir fragmentos de nuestras vidas, fuimos a preparar las mochilas para seguir nuestro camino después del tour cafetero.
El tour empezó reuniéndonos a todos en una sala donde nos mostraron los distintos tipos de café (básicamente dos) y nos explicaron en qué se diferenciaban, cuál es el proceso de elaboración y de preparación. Entre otras cosas, explicaron que el mejor café es el arábico (tipo que producen ellos), que el café de mejor calidad es el que se exporta y que sólo un porcentaje muy bajo se destina a uso en el propio país. También nos dijeron que los aromas que pueden tener algunos cafés, como a vainilla, se los da el propio suelo, no es que los añadan. ¿Qué valorarían los amantes del café? Que allá es muy bueno y gratis, todo lo que quieras (o puedas) tomar.
El fruto del café antes de ser recolectado |
Después de la teoría, que siempre es algo aburrida, salimos al campo para la parte práctica. Llegamos a las plantaciones de café y nos encargaron recoger algunos frutos rojos, de ahí continuamos hasta el lugar donde se realiza el procesamiento del café, es decir, donde se le quita la pulpa y queda el grano del café recubierto de los restos gelatinosos de ésta (que es dulce), posteriormente se lava el grano para quitarle los restos (lo gelatinoso y demás), se pone a secar y, cuando está seco, se quita la cascarilla (que se usa como abono); entonces queda el grano, que es lo que se tuesta. La mayoría de haciendas llevan el grano sin tostar a las cooperativas, pero ésta lo tuesta ella misma y así lo comercializa.
Después continuamos con la excursión, seguimos un camino ancho rodeado de vegetación y llegamos hasta un río que debíamos cruzar. Nos estábamos dirigiendo a otra hacienda, la primera, que tiene un entorno excepcional. Ahí se hospedan a veces los dueños o familiares, aunque también tienen habitaciones para alquilar (bastante caras, por cierto). Debe ser indescriptible despertarse en una de esas habitaciones y ver, nada más abrir los ojos, ese paisaje.
Cuando terminó el tour cafetero, nos fuimos a Manizales junto con la pareja alemana-inglés para coger el siguiente bus que nos dejaría en Pereira.
¿Cuándo fuimos?: Finales de mayo de 2012
Bus de Medellín a Manizales:
– 4 o 5 horas
– 43.000COP persona
Hacienda Venecia:
– Habitación: 30.000COP
– Tour cafetero: 30.000COP
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