Al haber pasado más tiempo del previsto inicialmente en Córdoba, tuvimos que acelerar un poco el ritmo del viaje, así que hicimos una visita rápida a Rosario. Tenemos que confesar que la parada en esa ciudad la dejamos en manos del destino. Nos dirigíamos rumbo a Buenos Aires y no queríamos pasar tantas horas en un autobús, así que mandamos un par de solicitudes de couchsurfing y decidimos que, si nos respondían, pararíamos ahí; de lo contrario, intentaríamos hacer el trayecto a la capital de una sola tirada (unas 10 horas, sin contar con los habituales retrasos).
Nuestra llegada a Rosario
Era por la tarde, ya a punto de oscurecer. Sebas y Vicky, nuestros anfitriones, nos dieron la dirección de su casa, así que apenas pusimos los pies en la ciudad, nos fuimos en busca de la parada de bus. La encontramos y nos subimos, confirmando con el conductor que era el bus correcto. Lo que no nos dijeron era que había que pagar el pasaje con el importe exacto, en monedas. ¡¡Y no teníamos!! Nos tocó preguntar a viva voz si alguien nos podía pagar con su tarjeta de transporte y nosotros le dábamos el dinero. Nos dio un poco de vergüenza, pero nos armamos de valor ante la posibilidad de que nos hicieran bajar y tuviéramos que ir caminando… cargados con las mochilas.
Varias personas se ofrecieron enseguida, pero al final nos lo pagó un chico, que no aceptó de ninguna manera que le diéramos el dinero. Nos conmovió tanta generosidad. Bueno, a nosotros nos conmovió, pero al resto de argentinos a quienes le explicamos esta anécdota les sorprendió de lo lindo, pues no se tienen por gente especialmente amable o altruista. Aunque también es cierto que, lamentablemente, hay gente que solo presta ayuda a los extranjeros… En fin, fue una bonita forma de empezar nuestra estancia en la ciudad.
Conseguimos llegar a casa de nuestros anfitriones. Al cabo de nada, Sebas nos llevó de paseo por la ciudad para que nos ubicáramos un poco. Caminamos hasta el Monumento Nacional a la Bandera, que vimos por fuera bellamente iluminado. Nos explicó que en ese mismo lugar, en 1812 (y por primera vez en la historia) Manuel Belgrano izó la bandera argentina con el aspecto que tiene actualmente.
Nos levantamos temprano y salimos a recorrer la ciudad. Por desgracia, nuestros anfitriones tenían que ir a trabajar, así que no pudimos disfrutar mucho de su compañía.
Fachada del Club de Gimnasia y Esgrima |
Caminando por la calle Laprida, encontramos el Club de Gimnasia y Esgrima, que llamó nuestra atención por su original fachada. Parece ser que fue obra del mismo arquitecto que realizó el Monumento a la Bandera. Tiene una curiosa historia, y es que nació como club de fútbol y se centró en este deporte varios años, hasta que debido a la gran cantidad de incidentes con hinchas de otros equipos la directiva decidió cambiar el nombre y centrar la asociación en otros deportes que tenían cada vez más demanda en la zona. De seguro no es el edificio más interesante de la ciudad, pero nos iba de paso y nos gustó.
Empezamos el verdadero recorrido en la Plaza 25 de mayo, teniendo como punto de partida la Basílica Catedral Nuestra Señora del Rosario, patrona de la ciudad. La primera parroquia construida en el actual emplazamiento de la Catedral databa de mediados del siglo XVIII. Pocos años después recibió la llegada de la imagen de la Virgen encargada previamente a Cádiz (España). Podemos contemplar esta bella imagen en el Camarín de la Virgen, en el subsuelo de la iglesia.
Catedral de Nuestra Señora del Rosario |
A un costado de la Catedral, siguiendo en la misma plaza, se halla el Palacio de los Leones (o Palacio Municipal), inaugurado en 1898 y de estilo neo-renacentista. Se le conoce con ese nombre por los dos leones que flanquean la entrada principal (copia de los que se encuentran en la iglesia de San Lorenzo, Génova – Italia-).
Dejamos atrás la Plaza 25 de Mayo y seguimos nuestro paseo por la calle Córdoba en dirección a la Plaza Pringles, una preciosa calle peatonal plagada de majestuosos edificios que nos obligaron a caminar mirando hacia arriba todo el rato. A pesar de estar nublado y de caer algo de lluvia, la arquitectura de esta ciudad nos tenía maravillados.
Entre los muchos edificios que nos llamaron la atención, está la ex tienda «La Favorita», propiedad de dos hermanos españoles que a finales del siglo XIX empezaron un negocio de importación de moda europea, abriendo también una oficina en París, desde donde traían directamente lo que estaba de moda. Unos años después, encargaron la construcción de la actual edificación neoclásica, de la cual aún se conserva incluso en perfecto estado, en lo alto de la cúpula, el nombre de la tienda. Este lugar era el punto de encuentro de las amantes de la alta costura. Nos gustó tanto la fachada, que decidimos entrar para ver cómo era por dentro. Nos quedamos con la boca abierta. Una imponente escalera y unas maravillosas vidrieras nos aguardaban en el interior. A día de hoy, se ubica en este edificio un Falabella (multinacional de grandes almacenes de origen chileno).
Interior de la antigua «La Favorita», ahora Falabella |
Siguiendo por la peatonal Córdoba, esquina con calle Corrientes, encontramos otro ejemplo de edificio modernista que captó nuestra atención: la Bolsa de Comercio. Como nos encanta saber algo de la historia de los lugares y edificios, ahí va un brevísimo resumen. A mediados del siglo XIX, existía en Rosario el llamado Club Mercantil, donde se mezclaban los negocios con la vida social. Tras varios intentos fallidos de crear una agrupación más seria, que representara los intereses comerciales, por fin (casi medio siglo después) nace el Centro Comercial de Rosario (nombre original que se vería sustituido por Bolsa de Comercio, que era como se lo conocía coloquialmente). A medida que iba aumentando su éxito, fueron cambiando de ubicaciones, hasta que en 1929 se inauguró el Palacio que acoge la Bolsa en la actualidad.
En realidad, los 4 edificios que hacen esquina en este cruce de calles son preciosos.
Dejando atrás el microcentro y sus majestuosos edificios y palacios, cambiamos de dirección y nos dirigimos, por la calle Entre Ríos, al río Paraná. Este caudaloso río delimita el este de Rosario y es separado de las construcciones de la ciudad por numerosos parques que se enlazan unos con otros pareciendo una única franja de naturaleza. Nosotros comenzamos el paseo por la costanera a la altura del Club de Pesca. Lo que más nos sorprendió fue el aspecto abandonado de una parte, lo que suponemos que fue en su día un muelle. Aunque eso también dota al lugar de gran encanto, permitiéndonos dejar volar la imaginación sobre todas las historias que podrían contar sus aguas.
Seguimos bordeando el río y llegamos al Parque España, donde encontramos (para darle ese toque typical spanish) un busto de Cervantes y algunas escenas de «El Quijote». Unos metros más allá, ese paseo se convertía en unas amplias escalinatas que conducían a un nivel inferior, más cerca del río. Al llegar abajo, nos dimos cuenta que ese suelo de ladrillos color terracota que incluía también un mirador, escondía debajo un colegio y un centro cultural, ambos financiados por el gobierno español en la década de los ’80 para promover los lazos entre ambos territorios.
Escalinatas y colegio en el Parque España |
Continuamos recto, por la calle los Inmigrantes, donde encontramos unas curiosas casetas de ladrillo, algunas de vibrantes colores, que parecen almacenes. Unos metros más y cruzamos el Parque Nacional a la Bandera, llegando al monumento nacional que visitamos la noche anterior. En esta ocasión pudimos subir al mirador de la torre del Monumento, desde donde pudimos contemplar parte de Rosario y observar el Monumento Nacional a la Bandera en su conjunto.
Monumento Nacional a la Bandera |
Si quieres visitar la ciudad por tu cuenta, te aconsejamos que visites esta página, donde podrás encontrar recorridos autoguiados y descargarte tanto mapas como audios.
Aquí dimos por terminado nuestro breve recorrido por la ciudad. Aunque fue una visita rápida, nos quedamos con un muy buen sabor de boca.
Queremos agradecer a Vicky y Sebas su hospitalidad.
Información que te puede interesar:
* ¿Cuándo fuimos?: Mediados de febrero de 2013
* Bus de Córdoba a Rosario
– 235 AR$/persona
– 5,5 horas, aprox.
* Monumento Nacional a la Bandera
– 5 AR$/persona
– Horario: consultar aquí
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