Desde Salvador nos fuimos en bus hasta
Porto Seguro, uno de los primeros asentamientos portugueses en Brasil. Llegamos, como casi siempre, sin tener alojamiento reservado ni buscado, así que con las mochilas a los hombros, nos fuimos a buscar un lugar donde descargar y poder descansar.
No fue fácil encontrar un sitio económico. Estábamos en pleno centro y los precios eran elevados. Después del correspondiente estudio de posibilidades, nos decantamos por uno que, aunque no era ninguna maravilla, era el mejor calidad-precio. Cuando llegamos a la habitación, vimos que la nevera no funcionaba, así que nos la cambiaron. Sí, tenía neverita en la habitación… ¿hemos dicho que no eran muy baratos?
Dejamos las cosas y nos pusimos a investigar un poco qué había para hacer por ahí. Además tuvimos que buscar otro lugar donde pasar un par de días porque estaba todo lleno para el fin de semana, así que nos pusimos a caminar hacia el puerto, desde donde salen los ferrys a Arraial. Entramos en un hostel del que salimos escopeteados, ¡que sitio más horroroso! Por suerte, a pocos metros encontramos otro algo mejor. Teníamos una habitación para nosotros solos, podíamos usar la cocina y no estaban completos. Reservamos para el día siguiente.
-Cidade Historica-
Después de estas gestiones, nos fuimos a la Cidade Historica. Ése es el punto donde los portugueses desembarcaron por primera vez y fue uno de los primeros núcleos urbanos del país. En Porto Seguro se distinguieron dos zonas: la alta (la Vila de N. Sra. da Pena, fundada en 1535 como capitanía de Porto Seguro) albergaba los poderes político y religioso y fue más importante que la ciudad baja hasta mediados del siglo XIX. Solo la nobleza podía vivir en esa zona exclusiva que, además, cuenta con unas espectaculares vistas.
Para llegar a la antigua zona alta (hoy conocida como centro histórico) hay que armarse de valor y estar muy motivado, pues hay que subir por unas escaleras infinitas. No nos pareció un lugar muy seguro al caer la noche.
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Cidade Historica de Porto Seguro |
Ya en el centro histórico, encontramos una fila de casas antiguas de colores, os recordamos que solo la nobleza podía permitirse vivir ahí. Unos pasos más y nos topamos con el hito en el lugar marcado por la expedición de Gonçalvo Coelho, y un puñado de edificios reconstruidos (un par de museos, un par de iglesias, un faro y algunas casas como la Casa do Ouvidor o el Chalé Dr. Ricaldi). Este lugar, a mediados del siglo XIX contaba con 145 edificios, de los cuales sólo han reconstruido los más relevantes.
En otra calle, pero siguiendo en el centro, encontramos pequeñas casas de colores a ambos lados y donde, en la mayoría, había comercios. Lo más típico, aparte de ropa tanto tradicional como moderna, eran unos bustos de mujeres posados en los marcos de las ventanas y que parecía que, melancólicas, esperaban a alguien.
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Souvenirs
Cidade Historica de Porto Seguro |
Unos metros más allá hallamos la Igreja de Sao Bento, una capilla que completaba el conjunto del antiguo Colegio Residencia do Salvador, la primera escuela jesuita para niños, creada a mediados del siglo XVI y en funcionamiento hasta 1759, cuando el Marqués de Pombal expulsó a los jesuitas de Brasil.
Cuando la expedición de Coelho llegó a Porto Seguro, a mediados del siglo XVI, se encontró con varias tribus indígenas, de las cuales sólo pudieron esclavizar rápidamente a una. El resto, por supuesto, presentaron resistencia a la colonización, por lo que los portugueses tuvieron que construir un fuerte para protegerse de los indígenas por tierra (quienes vencieron en dos ocasiones, una de ellas a principios del siglo XVII, lo que implicó la destrucción de los edificios del siglo XVI) y de los europeos que también presentaban lucha por mar.
En la entrada a la Cidade historica nos topamos con un puestecito donde vendían «cocadas», una especie de galleta excesivamente dulce y empalagoso… realmente exquisito. Compramos 5 tipos distintos (2 de leche condensada, 2 de abacaxi -piña- y 1 de jengibre), para recuperar las calorías perdidas en las escaleras.
Al día siguiente, ya instalados en nuestro nuevo alojamiento, fuimos a Arraial d’Ajuda, un pueblito encantador y con mucho movimiento, a pocos minutos en «balsa» (ferry).
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Lembranças en la parte posterior de la
Igreja N.S. d’Ajuda, Arraial d’Ajuda |
Los jesuitas llegaron a este pueblo en 1549, trayendo con ellos la imagen de Nossa Senhora d’Ajuda, desde Portugal. Un año después se construyó una ermita y se celebro la primera misa. Unos 200 años después de remodela la ermita y se le da la forma que tiene la iglesia actual. En la parte de atrás, la que da al mar, tiene una valla llena de lembranças. Precioso. A un lado de la iglesia, más casitas de colores. El pueblo original de Arraial se construyó alrededor de la iglesia.
Este pueblo fue «redescubierto» por los hippies en los años 70 y, poco a poco, empezaron a transformarlo en el Arraial de hoy día. La calle principal, al lado de la iglesia, era el lugar más visitado (después de la playa, a la que se accede a través de una escalera en la parte posterior de la iglesia) y, por ello, la hicieron peatonal, actualmente cuenta con un gran número de bares y restaurantes.
Nos sentamos un rato en la plaza, observando el pasar de la gente cuando, de repente, apareció un chico que nos regaló una flor hecha con una hoja de palma. Era un chico un poco raro, pero parecía simpático. Decidimos pasear por la calle Mucugé e ir a averiguar precios para hacer alguna excursión de las que teníamos apuntadas para conocer más la zona. Nos ofrecieron, como precio especial, un tour que incluía Arraial y Trancoso por 30-35R / persona. Luego averiguamos que hay un bus que lleva a Trancoso y, por supuesto, es más barato.
Estábamos en un lugar encantador, así que nos animamos y fuimos a cenar una pizza de chocolate. No confiábamos mucho en ella, pero nos sorprendió muy positivamente.
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Puesto de bebidas,
Porto Seguro |
Por la noche, regresamos a Porto Seguro, en el último ferry (debéis consultar los horarios para no quedaros aislados) y nos fuimos a tomar algo en la zona del puerto, donde estábamos alojados. Por la noche, hay varios puestitos que ofrecen cócteles y comida para llevar.
Al día siguiente, decidimos probar suerte e intentar llegar a Trancoso en bus, ya que los precios de los tours nos parecían excesivos. Nos despertamos temprano, fuimos en balsa hasta Arraial y de ahí cogimos el bus (los tours también salían de Arraial, no de Porto Seguro). Era tan temprano que hasta vimos cómo recogían las redes de pesca.
Llegamos a la praia dos Coqueiros, en Trancoso. El día no prometía mucho, estaba
nublado y gris. Nos pusimos a caminar por la arena, con frío, disfrutando del paisaje, de las enormes palmeras que, de vez en cuando, protagonizaban el escenario. Nos topamos con algunas embarcaciones abandonadas, con algunos restos de lo que en su día fue un muelle, con muy poca gente. De repente, cuando menos lo esperábamos, salió el sol.
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Praia dos Coqueiros, Trancoso |
Seguimos caminando, por la arena, hasta que decidimos probar suerte y seguir un caminito que no sabíamos muy bien dónde iba, pero que resultó ascender directo a un pueblito, de una sola calle, con algunos restaurantes (cerrados porque no era ni mediodía ni noche) y con casas antiguas remodeladas e impresionantes.
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Vista de algunas casas en Trancoso |
Nos enteramos de que, originalmente, Trancoso era una aldea jesuita cuyo nombre original era Sao João Batista dos Indios y construida en 1586. Esta aldea fue creada por el padre Anchieta para evangelizar a los indios. A principios del siglo XIX, había unos 500 habitantes, todos ellos indios, aparte del padre y un par de personas más. Algunas de las casas en el Quadrado (la plaza principal) tienen explicaciones sobre las personas que vivieron en ellas. Los nativos más viejos cuentan que vivían del trueque y que hasta principios de los años 60 ni siquiera conocían la moneda nacional. A día de hoy, es un lugar exclusivo y cosmopolita.
Después de comer, cogimos un bus que nos devolvió a Arraial. Nos subimos en la balsa, de regreso a Porto Seguro, en la mejor hora del día: el atardecer.
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Puesta de sol desde el ferry
de Arraial d’Ajuda a Porto Seguro |
-Porto Seguro-
Al día siguiente, decidimos descansar un poco y organizar nuestro siguiente destino. Habíamos planeado visitar sólo la costa brasilera, pero en un giro inesperado, incluimos Brasilia en nuestra planificación. Ya estábamos decididos, sólo nos faltaba comprar los pasajes y a eso fuimos a la rodoviaria (estación de autobuses). Casi nos da un ataque al descubrir que ese trayecto representaría estar 25 horas metidos en un autobús. Así que nos fuimos a cargar todos los aparatos electrónicos, pasar algunas películas a la tablet y reunir fuerzas comiendo un par de
Pasteis de Belem, los famosos pastelitos que se pueden encontrar en las pastelerías de Lisboa.
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Zona del puerto, Porto Seguro |
Por la noche, como era fin de semana, decidimos ir al paseo marítimo a tomar una copa. Estaba al lado del lugar donde nos alojábamos. Hay mucho ambiente y se puede cenar también a buen precio. Nosotros comimos unas riquísimas tapiocas. Después de estirar las piernas, nos fuimos a organizar las mochilas y a tirarnos en la cama… Nos esperaban 25 horas sentados… aaaaayyy…
Información que te puede interesar:
* ¿Cuándo fuimos?: Finales de octubre – principios de noviembre de 2012
* Bus de Salvador a Porto Seguro:
– 11 horas
– 159,44R / persona
* Bus rodoviaria (estación de buses) – centro ciudad:
– 10 minutos
– 2,25R / persona
* Alojamiento en Porto Seguro:
– Aguia Porto Hotel (zona centro): 55R / habitación doble, baño privado, desayuno
– Hotel Brisa Marina (zona puerto): 65R / habitación doble, baño privado, sin desayuno
* Balsa (ferry) Porto Seguro – Arraial d’Ajuda:
– 3R / persona (ida); la vuelta es gratuita
* Transporte del ferry al centro de Arraial d’Ajuda:
– Van
– 2R / persona (ida)
* Transporte entre Arraial d’Ajuda y Trancoso
– Ida (desde el ferry de Arraial hasta Trancoso): combi, 7R / persona
– Vuelta (desde Trancoso hasta el centro de Arraial): bus, 6,40 R / persona