La vida es una película en la que tú eliges si ser el protagonista o un mero espectador.

Belo Horizonte – Ouro Preto

Después de las 25 horas encerrados en un bus en el trayecto de Porto Seguro a Brasilia, las 11 horas que tardamos en llegar a Belo Horizonte se nos pasaron volando. Teníamos muchas expectativas en esa ciudad. Así que contactamos con un chico de couchsurfing, Nico,  que nos alojó en su casa unos días. Llegamos muy temprano a su casa, desayunamos algo y nos acostamos un rato. Dedicamos el día a buscar información, planificar y conocer un poco la ciudad.
-Centro de la ciudad-
Nuestro anfitrión nos llevó a un «Restaurante Popular«, en el que por un módico precio puedes elegir entre un par de platos. Fue una experiencia interesante, pues no es para nada un lugar turístico, van los «sin techo» y personas con escasos recursos económicos. No es un restaurante agradable en el que apetezca sentarse un rato, si no más bien, comer rápido para irte lo antes posible de ahí. Tuvimos que hacer una larga cola, pagar una entrada y pedir lo que queríamos.

Interior del Memorial Minas Gerais

Después de comer, Nico se fue a trabajar y nosotros caminamos hasta la Praça da Liberdade, una preciosa plaza rodeada por algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad: Espaço do conchecimento UFMG, Museu das Minas e do Metal y el ondulado Edificio Niemeyer, entre otros. Entramos al Memorial Minas Gerais Vale ya que era gratuito. Nos pareció muy interesante, vale la pena ir con tiempo (si sois de los que aprovechan al máximo lo que un museo puede ofrecer).

Visitado el museo, seguimos paseando por esa ciudad cuyo nombre le viene de las hermosas montañas que años atrás se mostraban magníficas rodeando la ciudad. Es un acto de fe, a día de hoy, pues las montañas ya ni se intuyen. Esta ciudad nació para sustituir la entonces capital del Estado (Minas Gerais), Vila Rica de Ouro Preto. Esta región es una de las más importantes a nivel histórico en la vida de Brasil (os hacemos un resumen en el apartado de Ouro Preto, un poco más adelante, no seas impaciente).
El marcado estilo art-noveau de Belo Horizonte, con sus calles cuadriculadas y magníficos edificios, la convierten en una ciudad muy interesante. Seguramente debido a que en el pasado fue una ciudad de gran riqueza, a día de hoy es el lugar donde hemos visto más drogadictos en las calles. Es una ciudad con dos caras opuestas compartiendo lugar y tiempo. Ejecutivos con trajes caros pasean por las calles del centro y se cruzan con adormiladas almas que se fuman un día tras otro. La gran enfermedad de las calles se llama crack y afecta a un gran porcentaje de la población. A medida que se va acercando el atardecer, esas calles antes llenas de vida y movimiento empiezan a perder público, a ralentizar su ritmo y solo van quedando aquellos que han hecho de ellas sus hogares. Poco a poco se van reuniendo y formando pequeños grupos, en algunas zonas determinadas, bajo algunos puentes, en algunas aceras,… Esa es la decadente Belo Horizonte.
Pampulha
Igreja de Sao Francisco de Assis

Aprovechamos el viaje de nuestro anfitrión a ese barrio, al norte de la ciudad, para acompañarlo. Pampulha es un barrio creado al rededor de un lago artificial que está rodeado de edificaciones del omnipresente arquitecto Niemeyer, como la Casa do Baile (cubierta por unas hermosas baldosas y que fue todo una revolución arquitectónica al romper con las líneas y ángulos rectos y dar vida a las edificaciones incorporando las curvas) y la iglesia de São Francisco de Assis

Después de dar la vuelta al lago, la amenaza de tormenta se hizo realidad y empezó a llover en el mismo momento en que nuestro anfitrión nos llamó para saber por dónde estábamos. Nos pasó a recoger, paseamos un poco y nos fuimos a comer juntos una rica feijoada.
Nos llevó un tiempo digerir el contraste entre el pomposo barrio de Pampulha, con sus mansiones y el deprimente centro de la ciudad. En parte estos sentimientos son positivos, significa que estamos vivos y experimentando la realidad del lugar donde estamos.da
-Ouro Preto-
Vista de Ouro Preto desde uno de sus callejones

Nos tocó madrugar en ese día gris y frío para coger un bus que nos llevara a Ouro Preto, villa que en el siglo XVIII fuera capital del actual estado de Minas Gerais. Este hermoso pueblo empedrado, rico en historia y bellos edificios, es un peligro en días lluviosos, pues sus calles empinadas se convierten en pistas de patinaje. La estación de buses no está en el centro, pero para llegar hasta ahí es solo un paseo. Desde lo alto de alguna de sus calles se intuyen paisajes espectaculares… de los que no pudimos disfrutar por culpa de la bruma y la lluvia. Llegamos tan temprano que casi todo estaba cerrado (edificios interesantes, comercios,…) y apenas había gente paseando por las calles.

Os situamos un poco a nivel histórico… A principios del siglo XVIII se descubrió oro y piedras preciosas en la zona y se creó Vila Rica de Ouro Preto que, en 1721, se convirtió en la capital de Minas. Este descubrimiento conllevó una gran inmigración en busca de trabajo y riquezas. En la primera mitad del siglo XVIII Minas Gerais fue el centro económico de la colonia, en especial algunos habitantes de Vila Rica quienes adquirían los muebles más finos directamente de la India o de Inglaterra, permitiéndose asimismo pagar los servicios de los más reconocidos artesanos barrocos, lo que convirtió la ciudad en una joya arquitectónica. Con la extracción de oro y piedras preciosas en su punto más álgido (mediados del siglos XVIII), Vila Rica de Ouro Preto contaba con una población de unas 110.000 personas, frente a los 50.000 habitantes de New York o los 20.000 de Rio de Janeiro. Todo el oro de la zona se llevaba a Casas de Intendencias, donde lo transformaban en bloques y apartaban la quinta real para la Corona de Portugal. Quienes eludieran el pago de las tasas reales se enfrentaban al encarcelamiento o al exilio a África.
Como no podía ser de otra manera, empezó la escasez de estos valiosos minerales. Los mineros hallaban cada vez más difícil hacer frente a los pagos de las tasas. Este malestar acercó a algunos a un movimiento revolucionario que se estaba empezando a gestar entre algunos personajes relevantes (Cláudio Manuel da Costa, Tomas Antonio Gonzaga, Joaquim José da Silva Xavier «Tiradentes», entre otros) inspirados en la filosofía de la revolución francesa.
La Corona de Portugal, al ver mermados sus ingresos provenientes de Minas, creó una nueva tasa que debía ser pagada por Minas y, para ello, la única opción que tenían era, como no, aumentar los impuestos. Parece que la historia no sirve para aprender, si no para repetir los mismos errores. ¿Desde cuándo tiene éxito estrangular más al que ya no tenía? En fin, este movimiento luchaba para obtener un gobierno independiente de Portugal, pero quedó sólo en una confabulación debido a que un muy reducido grupo de personas delataron el golpe que iban a dar a cambio de ver condonadas sus deudas para con la Corona. Ese movimiento, conocido como Inconfidéncia Mineira (1789; traducido sería la «conspiración minera»), fue el primer intento de independización de Portugal. Aunque no logró su objetivo y murió antes de dar sus primeros pasos, sigue siendo un acontecimiento muy importante en la historia de Minas Gerais y de todo Brasil.
A finales del siglo XIX se trasladó la capital del estado de Ouro Preto (que se había convertido en un símbolo de la época de la colonización) a Belo Horizonte, lo que permitió que este pueblo se conserve en tan buen estado.
En Ouro Preto, todo se paga. Tuvimos que decidir a qué lugares entrar, puesto que no queríamos que nuestro presupuesto se fuera pagando entradas en lugares que consideramos debieran ser gratuitos. Entramos en la Igreja Matriz Nossa Senhora do Pilar, que también incluye la entrada al Museo de Arte Sacra (en ambos recintos se prohíbe tomar fotos). Esta iglesia es la segunda más opulenta de Brasil, contiene 434 kilos de oro y plata y muestra algunas de las más finas obras de arte. Es una iglesia espectacular. En el Museo se exponen algunos muebles delicadamente construidos en materiales nobles.
Ouro Preto fue de tal importancia que ofrece un amplio abanico de arte mineiro, cuyo mayor exponente es Aleijadinho, quien usaba exclusivamente material nativo y que del más recargado barroco creó el barroco mineiro.
Interior de la Casa do Opera

La Igreja de Nossa Senhora do Carmo fue proyectada en 1766 por Manuel Francisco Lisboa, padre de Aleijadinho, de ella destacamos la fachada, obra de este último. Al final de las escalinatas de la iglesia, se encuentra la Casa do Opera, inaugurado en 1770 es el teatro más antiguo aún en funcionamiento en las Américas; ofreció espectáculos para la élite local y en él se han representado obras del «inconfidente» Da Costa, el mayor poeta del siglo XVIII genuinamente mineiro y «padre» de la dramaturgia colonial. Es un precioso teatro en el que se respira historia.

Praça Tiradentes, en Ouro Preto

El corazón de Ouro Preto es la Praça Tiradentes, en ella se ubican el Palacio dos Governadores (1740), que tiene características de fortaleza y que era la sede del gobierno minero hasta que se trasladó la capital, y la Casa de Cámara e Cadeia (1784), donde se instaló el primer museo nacional en el interior del país, en 1944 (Museu da Inconfidencia). En el centro de la plaza, la estatua de Tiradentes observa el ir y venir de la gente.

Podríamos hacer una larga lista de los edificios y rincones bonitos de esta ciudad, pero recomendamos fervientemente perderse por sus calles y respirar el aire histórico que inunda ese lugar.
Por la noche,volvimos a Belo Horizonte y cenamos con Nico y unos amigos suyos, con quienes preparamos unas ricas empanadas. El final perfecto para un día increíble.
– Belo Horizonte –
Nuestro último día lo dedicamos a pasear por la ciudad, fuimos al Parque Municipal, que cuenta con varios animales y un lago con barquitas. Es un paseo agradable, donde van las familias y parejas a disfrutar de la naturaleza en medio de la ciudad.
La creacion del mundo, segun los Yoruba

De ahí, nos fuimos al Espaço do Conhecimento UFMG, un museo de ciencias muy interesante. Todos sabemos cómo la ciencia explica el nacimiento y evolución del mundo tal y como lo conocemos, así como la explicación judeo-cristiana, por lo que no tiene sentido repetirlo. Lo que realmente nos apasiona son las historias, creencias, supersticiones de otras culturas, como la del pueblo Yorùba, quienes explican la creación del mundo de la siguiente manera, según explicaban en el museo: Olodumaré (el dios supremo) tenía dos hijos: Obatalá y Odudua. El primero, Obatalá, manifestó a su padre su deseo de crear el mundo. Su padre le dio un puñado de arena y una gallina y le dijo que tenía que ir a Ilé-Aiyè a colocar la arena en el agua (porque en esa época, casi todo era agua) y, encima, la gallina. Obatalá cogió la arena y la gallina y se embarcó rumbo donde le indicó su padre. De camino, encontró una bebida que se llama «emo» (vino de palmera), Obatalá bebió, se emborrachó y se quedó dormido. Olodumaré, que estaba esperando el regreso de su hijo, se preocupó porque éste no volvía, así que le pidió a Odudua (su otro hijo) que fuera a buscarlo. Odudua encontró a su hermano dormido, así que cogió la arena y la gallina y se fue a cumplir la misión; llegó a Ilé-Aiyè, puso la arena y la gallina encima, que fue esparciendo la arena y así se fue solidificando el mundo. Cuando Obatalá se dio cuenta, se enfureció porque su hermano había cumplido «su» misión, así que su padre le dio otra tarea: crear al ser humano con barro. Él moldearía al hombre y su hermano, Olodumaré, daría el soplo de vida. Y así empezó el mundo. Obatalá prohibió el consumo de alcohol, por eso, hasta el día de hoy, sus seguidores evitan beber alcohol. Ésta es la explicación de cómo se creó el mundo y el pueblo Yorubá. ¿Interesante, verdad?

Nuestros sentimientos respecto a Belo Horizonte son encontrados, por una parte fue un increíble acercamiento a la historia brasilera, de una gran importancia en la formación del Brasil que conocemos hoy día. Esa parte fue fascinante. Por otro lado, e igual de importante para nosotros, fue observar la realidad brasileña actual, la existencia de las penosas «crackolandias», de la decadencia del ser humano, de cómo una persona puede convertirse en un ser gris, apático. Ha sido una experiencia interesante y en la línea de lo que buscamos: la realidad. Nos encanta ir a lugares hermosos, con gente agradable, pero queremos vivir la realidad de cada lugar y, aunque solo fuera un ligero acercamiento y no hemos compartido con personas que vivían en la calle, no hemos mirado hacia otro lado, no hemos apartado la vista, con dolor hemos sido espectadores de ese panorama y creemos que lo mínimo que podemos hacer es transmitir que ese problema existe, que es grave, y que debe erradicarse. No es posible que niños y adolescentes se vean arrastrados a esa situación. Sabemos que se está trabajando para solucionar este problema y tenemos la esperanza puesta en que no se trate solo de maquillar el país para los eventos turísticos futuros.

Estamos muy agradecidos a Nico por su hospitalidad.

Información que te puede interesar:

* ¿Cuándo fuimos?: principios de noviembre de 2012
* Bus de Brasilia a Belo Horizonte:
– 11h
– 118,49R / persona (+ 3,15R tasa)
* Bus de BH a Ouro Preto:
– 2h
– 24,25R / persona
* Entradas en Ouro Preto:
– Igreja Matriz + Museu Arte Sacra: 8R / persona
– Museu Aleijadinho + Igreja S. Francisco Assis + Igreja Conceiçao: 8R / persona
– Casa opera (teatro): 1R / persona

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