A las 5h llegamos a
São Paulo. Como era antes de lo previsto, quisimos adelantar trabajo y averiguar los horarios para nuestro siguiente destino… pero las oficinas estaban cerradas. Con nuestro gozo en un pozo, fuimos al metro para dirigirnos a casa de nuestros anfitriones Tereza e Igor, a quienes ya habíamos tenido el placer de conocer en Rio.
Fue fácil llegar, en el sentido de orientarnos, pero donde ellos viven todas las calles tienen un acentuada pendiente que hace el recorrerlas con las mochilas todo un reto. Igor nos estaba esperando, tenía que irse a trabajar pero nos dedicó un ratito antes. Entonces, apareció Tereza. Como los tres teníamos sueño y era muy temprano, decidimos ir a dormir un rato.
– Centro –
Ya descansados, nos fuimos con Tereza a pasear por el centro. Nos bajamos en la parada de metro Anhangabaú, donde está el Teatro Municipal y el Viaducto de Cha (encima está el viaducto, debajo de éste hay una carretera y debajo de ésta un río). Vimos desde arriba la praça Ramos de Azevedo y la Fonte dos desejos. De ahí nos dirigimos al Edificio da Prefeitura, Centro Cultural Banco do Brasil, Conjunto cultural da Caixa, Praça da Sé (donde está el marco zero, desde donde empiezan a contar los kilómetros del estado) y
Catedral Metropolitana da Sé (de estilo neogótico).
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Pateo do Colégio, aquí nació São Paulo |
Llegamos a la Rua Boa Vista, donde está el Pateo do Colégio (lugar de fundación de la ciudad; inicialmente fue un colegio, luego prefeitura y, actualmente, acoge el Museo Anchieta). Al final de la Rua Boa Vista se encuentra la Torre de Banespa y, hacia la izquierda, el edificio Martinelli (cuando llegamos estaba cerrado para las visitas, faltaban 30 minutos para que abrieran, así que decidimos seguir el recorrido y volver más tarde). Caminamos hasta la Praça do Correio, una gran plaza donde se ubica el señorial edificio de Correos y, a la derecha, un enorme edificio feísimo que resulta ser el más alto de Sao Paulo, ¡con 51 pisos!
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El primer rascacielos de São Paulo |
Volvimos al Edifico Martinelli, donde las visitas son guiadas y desde el cual se tienen unas vistas preciosas de la ciudad. Puedes leer algunas curiosidades de este edificio aqui:
EDIFICIO MARTINELLI – algunos datos curiosos:
– Fue el primer «aranha céu» (rascacielos) de Sao Paulo, inaugurado en 1929. Fue marco y símbolo del crecimiento vertical de la ciudad.
– Fue proyectado por su dueño, el italiano Giuseppe Martinelli, quien llegó a Brasil como inmigrante en 1892 atraído por el trabajo del café. Durante la I Guerra Mundial prestó relevantes servicios en Brasil, transportando café, cereales y demás desde Santos (puerto de Sao Paulo) y Rio de Janeiro hacia Europa.
– En 1922 inició el proyecto para construir el edificio pensado para ser el más alto de América del Sur. La primera construcción (1924-1929) fue de cemento armado, con tecnología traída de Europa por Martinelli. Fue inaugurado en 1929 con 12 pisos.
– Continuó su construcción hasta 1934, hasta su forma actual y definitiva de 30 pisos y 130 metros de altura, rompiendo con la horizontalidad del paisaje en Sao Paulo.
– Para demostrar que confiaba en que el edificio no caería, construyó su casa en la parte superior.
– Sin apoyo gubernamental, Martinelli tuvo que vender parte del edificio al gobierno italiano. Por este motivo, después de la II Guerra Mundial, el gobierno brasileño se quedó con el edificio.
– Fue la tarjeta de visita de la ciudad, atraía muchos visitantes y turistas. Muchos partidos políticos tuvieron su sede en el edificio, así como clubes de fútbol (el Palestra Italia -actual Palmeiras- o Portuguesa de Desportes) y diversas asociaciones.
– Entró en decadencia en las décadas de los ’60 y ’70; hasta que en 1975 se decidió la reforma total del edificio. Fue reinaugurado en 1979, en las actuales condiciones. El motivo por el que no se puede visitar la casa de Martinelli es que cuando el edificio se abrió al público, ya ocupaba ese espacio la Secretaria Municipais de Habitação e Planejamento.
– En el piso 26 se encuentra la terraza que rodea el edificio, ofrece una vista panorámica de la ciudad. Ahí se construyó la Casa del Comendador, una réplica de una villa italiana, donde la élite de Sao Paulo se reunía en suntuosas fiestas.
Después de esta interesante visita, fuimos al Mercado Municipal para comer. Por fuera es precioso, y lo han adaptadao muy bien por dentro. Había mucha gente y no pudimos comer donde quería Tereza, pero comimos bastante bien la planta baja: pastelão de bacalhau, bolinho de bacalhau y sandwich de mortadela,… comida típica en Sao Paulo.
Terminado este intenso día de paseo, regresamos a la casa.
– Av. Paulista / Liberdade –
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Una cabina de teléfono frente al MASP |
Nos fuimos con Tereza hacia la Av. Paulista. Nos bajamos en la parada de metro Trianon Masp, al lado del edificio Trianon (de forma peculiar) y enfrente del MASP (Museo de Arte de SP), que se caracteriza por estar encima de 4 pilares, por debajo se celebran manifestaciones, ferias de antigüedades los domingos, etc. Entramos en el Parque Trianon, un pequeño y denso parque que conserva la naturaleza atlántica.
Continuamos hasta Rua Augusta, la anduvimos enterita. Llegamos hasta la heladería Soroco (de reconocida reputación en la ciudad), donde probamos por primera vez el açai. Delicioso. Nos arrepentimos de no haberlo probado antes. Tereza nos contó que en la amazonía se come puro, mientras que en el resto de Brasil lo mezclan con guaraná.
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La Sé |
Apremiados por la hora, fuimos rapidito a Praça da Sé, desde donde salía la excursión a Liberdade. Por ahorrarnos el metro, fuimos caminando, pero cuando llegamos nos dijeron que teníamos que entrar al metro, así que lo pagamos entonces. Al menos no lo pagamos doble.
Éramos un grupo bastante grande, así que nos dividieron en 2 subgrupos, advirtiéndonos primero que si llovía se suspendía la visita. Nos subimos al metro y llegamos a la parada São Joaquim. En la entrada, un hombre con marcado acento italiano nos dio una breve explicación sobre la llegada de inmigrantes japoneses e italianos a Brasil.
Empezó a llover y se suspendió la excursión. Elegimos a Tereza como guía particular. A medio camino nos encontramos con un grupo formado por un profesor y sus alumnos, nos unimos a ellos hasta un museo. Luego llegó uno de los guías y, aunque todo era «extraoficial» nos estuvo explicando algunas cosas sobre el tema. Puedes leer más aquí:
– En Brasil está la mayor población de japoneses fuera de Japón (y la mayoría en SP).
– Cuando llegaron los japoneses, no se mezclaban con los brasileños, pues estaba mal visto. Fue así hasta los años ’80.
– Los japoneses vinieron como mano de obra cuando se abolió la esclavitud, para plantaciones de café. Llegaron en dos tandas: en 1908 y durante la II Guerra Mundial.
– Durante la Segunda Guerra Mundial, Brasil primero se posicionó a favor de Italia y Japón, luego se declaró neutral y, finalmente, apoyó al bando que iba ganando: los aliados.
– Llegada de japoneses a Brasil: el país nipón había estado cerrado al exterior, tanto que no había tenido ni epidemias. Por una parte existía el Emperador (que era como un semidiós) y por otra el Shogun (un cargo sobre todo militar). Con el tercer shogunato, Japón tuvo la necesidad de abrirse para mejorar su tecnología, en ese momento permitió la entrada de extranjeros y la salida de sus nacionales. Los primeros destinos fueron EEUU (Hawaii) y Canadá, pero hubo algunos problemas y se cerró ese trayecto. Así empezaron a llegar a Brasil. En EEUU lo pasaron muy mal por culpa de la guerra, pues los metían en campos de concentración.
– En el museo se halla un cuaderno de la época donde el jefe apuntaba todo: al escaso salario se le iba restando todo lo que el trabajador iba comprando. Al final le quedaba una cantidad irrisoria, era imposible ahorrar para volver. Era una especie de esclavitud encubierta (sigue pasando en la amazonía).
– Los brasileños se asombraban con la llegada de los japoneses, pues el viaje era de unos 40 a 60 días, pero llegaban limpios. No como los europeos, que llegaban sucios y con piojos.
– Introdujeron herramientas hasta entonces desconocidas en Brasil y, con ello, permitieron la mejora de las tareas relacionadas con el café.
Después del museo, continuamos el paseo por las calles flanqueadas por curiosas farolas de inspiración oriental.
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La iglesia donde los condenados a muerte pasaban su última noche |
Llegamos a la praça da Liberdade, donde antiguamente ahorcaban a los presos y giramos por una callecita que nos condujo hasta una pequeña iglesia, que era donde pasaban la última noche antes de ser ajusticiados. Una histórica verídica es que un señor fue condenado a la horca por quejarse de que se tardaba mucho en cobrar los salarios (¡¿cómo se le ocurre?!). La leyenda empieza cuando se dice que cuando lo colgaron, la primera cuerda se rompió, entonces algunos dijeron que era señal de que debían dejarlo libre; la segunda también se rompió, así que más gente empezó a reclamar; la tercera también se rompió y, quizás por falta de repuestos, mandaron apalearlo. Se dice que, desde entonces, siempre hay una vela encendida en ese lugar.
Dimos un paseo por el mercado y fuimos a buscar un par de restaurantes que nos recomendó el guía. No los encontramos. Teníamos tanta hambre, que fuimos a un restaurante chino. Resultó ser bastante reconocido, tanto que tuvimos que esperar. Valió la pena comer en el Restaurante Rong He.
– Centro II –
Al día siguiente nos bajamos en la parada de metro Sé y nos dirigimos a la Igreja do Carmo, de ahí al Solar de la Marquesa (donde pudimos encontrar objetos del siglo XVIII y en cuyo lugar se explica la historia de esta señora, quien fuera amante del emperador Pedro I, con quien tuvo varios hijos -aunque más de la mitad no sobrevivieron a la infancia-, después se casó con otro señor, con quien tuvo varios hijos más… en total dio a luz a 14 hijos!).
Después dirigimos nuestros pasos al Monasterio de San Bento, a la Igreja Santa Ifigenia y a la de los Pretos.
En ese recorrido se nos agotó el tiempo, pues habíamos quedado con Tereza para ir al Museo del Futbol, que se ubica en el Estadio Municipal Paulo Machado de Caravalho (o PACAEMBU).
Nuestra gran sorpresa, para los 3, fue no solo que nuestra amiga no tenía que pagar en ese museo, si no que además ¡podía tener hasta 4 invitados! Así que entramos gratis.
El museo es enorme y muy interesante, sobre todo si te gusta el fúbol. Según la guía, el recorrido entero se hace en unas 3 horas… nosotros estuvimos casi 2.
A la vuelta había tantísima gente en el metro, que decidimos bajarnos e ir caminando en lugar de cambiar de línea y así, de paso, ir a comer un delicioso açaí. Fuimos caminando por Rua Augusta, este local queda bajando la calle a la derecha, no tiene cartel pero se llama Soroco.
Llegamos hasta la Praça da Revolução, donde se encuentra el edificio COPAN, de Niemeyer, y el edificio Italia. En el edificio COPAN había un meeting de couchsurfing y, casualmente era la reunión número 200, así que estaban de celebración. Después de tomar algo y relacionarnos un poco, regresamos a la casa.
– Luz –
Esa mañana dejamos las mochilas en la rodoviaria (cuesta 3R el bulto, vale la pena para no ir tan cargados), pues nos íbamos ese mismo día. De ahí nos subimos al tren y decidimos pasar ahí nuestro último día en Sao Paulo.
No es de los barrios más bonitos de la ciudad, es bastante pobre y un tanto deprimente. No fue el mejor día, vimos la estación que sí, es bonita, pero luego fuimos a la Pinacoteca, que estaba cerrada al público porque había un evento. Comimos en un restaurante donde la comida seguía la línea deprimente del lugar. Creemos que fue el único lugar en Brasil donde podemos decir que la comida estaba mala. En fin, para quitarnos el mal sabor de boca, nos compramos un jugo natural (eso siempre refresca el paladar y reconforta el alma) y regresamos a la rodoviaria.
Ya estábamos acercándonos al final de nuestro periplo brasilero. Pero aún nos quedaba un último destino: Foz do Iguazú.
Desde aquí mandamos un enorme abrazo y todo nuestro cariño a Tereza e Igor, con quienes compartimos muy buenos momentos y a quienes llevamos en nuestros corazones desde entonces.
Información que te puede interesar:
*¿Cuándo fuimos? Finales de noviembre de 2012
* Bus de Paraty a Sao Paulo:
– 5,5 horas
– 47,31R / persona
* Metro en Sao Paulo:
– 3R / persona / trayecto
* Guardaequipajes en rodoviaria:
– 3R / bulto
* Almuerzo en el mercado (para 3):
– Pastelao bacalhau, bolinho bacalhau, 2 sandwiches de mortadela
– 39R / total
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