La vida es una película en la que tú eliges si ser el protagonista o un mero espectador.

Puerto Iguazú

– Frontera Brasil y Argentina –
Aún en Foz, Brasil, debíamos despedirnos de este hermoso país y cruzar la frontera rumbo Argentina. Nos despertamos temprano, pero no por eso el viaje fue más fácil. Estuvimos un buen rato esperando el bus que necesitábamos, pero no llegaba, así que después de más de 30 minutos de espera, nos subimos a otro, que nos dejó en la terminal urbana. Decidimos que lo mejor era comer algo y después dirigirnos a la frontera.
Los buses a Puerto Iguazú pasan por una calle al lado de la terminal de buses urbana de Foz. Compramos el pasaje, como es habitual, y nos acomodamos en un lujoso y amplio bus con aire acondicionado. Ese bus paró en la frontera brasileña… y ahí nos dejó, con un mensaje de «esperanza»: pasan buses cada 30 minutos, así que podríamos tomar el siguiente.
Sellamos los pasaportes de salida de Brasil muy rápido, y nos dispusimos a esperar el siguiente bus. Pasó uno al cabo de unos 20 minutos pero era de otra compañía y, como nos explicó muy amablemente el auxiliar, si subíamos deberíamos pagar pasaje… de nuevo.
Pensamos que, bueno, si se retrasaban un poco serían unos minutos más. Esa media hora de supuesta frecuencia de buses, se tornó 1 hora. Era un bus bastante cutre que nada tenía que ver con el primero. Pero de la misma compañía, que era lo importante.
Paró de nuevo, esta vez en el lado argentino de la frontera, donde todos los pasajeros nos bajamos. Pero como éramos los únicos con pasaporte, nos tuvieron que esperar.
– Puerto Iguazú –
Y llegamos al pueblo, por fin nuestro primer destino en Argentina, ¡qué emoción, che!
En esta ocasión, habíamos reservado el alojamiento por Internet, así que fue una maravilla solo tener que encontrar el lugar (aunque tampoco fue muy fácil, todo hay que decirlo). Estábamos más emocionados de lo habitual, pues después de mucho tiempo… ¡por fin una habitación para nosotros solos!
¿A qué va alguien a Iguazú, si no es a las cataratas? Pues no tenemos la respuesta, es lo único interesante (pero más que suficiente para hacer parada obligadísima) en ese lugar.
Nos despertamos muy temprano para llegar pronto a las cascadas y recorrerlas con toda tranquilidad. Para nuestra sorpresa (parece que el madrugar no siempre trae buenas noticias), la habitación donde estábamos ya tenía reserva para ese día por lo que debíamos cambiarnos. Vimos el dormitorio compartido en el mismo hostel, pero el aire acondicionado estaba al máximo y toda la noche se quedaba así. Lo descartamos porque ya tenemos malas experiencias con aires acondicionados en dormitorios compartidos y salimos en busca de otro alojamiento, apurados por el tiempo. Encontramos uno, volvimos al primero a recoger las mochilas y nos instalamos en el nuevo. Después, lo más rápido posible, nos dirigimos a la terminal de bus para ir a las cataratas.
El universo, que es bueno con nosotros, nos echó una mano. Resulta que en Argentina era una hora menos que en Brasil. Como solo estamos pendientes de la hora cuando tenemos que coger un bus, no nos habíamos enterado. Llegamos a la terminal a las 9h. Genial.
Una hora después, estábamos pagando la entrada. Hay 3 caminos distintos: el inferior, el superior y la Garganta del Diablo (podéis leer su hermosa leyenda en el enlace anterior), más la isla San Martín. También habíamos pagado un viajecito en lancha por la parte inferior de las cascadas.
Se puede empezar el recorrido en tren, pero estábamos tan emocionados con estar en contacto con la naturaleza, que decidimos ir caminando (tardamos 8 minutos). Empezamos el recorrido por el camino inferior. Son pasarelas bien pavimentadas, en medio de mucho verde, y de repente aparecen, a lo lejos, unas cuantas cataratas que crean un ambiente espectacular.
Hicimos todo el camino inferior, que ofrece vistas panorámicas, de lejos y de cerca, de las cascadas. El sonido del agua al caer es impresionante, nos cargó las pilas.
Bajamos al muelle para abordar el barco que nos pasearía por el río. Nos pusimos el chaleco salvavidas, como era obligatorio, y los pantalones impermeables que llevábamos (sí, estamos preparados para cualquier situación)… ¡y a remojarnos!

Parte de las cataratas y el barco dirigiendose a ellas

Fue una sensación increíble, tanto por el sofocante calor del ambiente como por la emoción de sentir la fuerza de la cascada cayendo sobre nosotros. Repetimos en la misma cascada y luego fuimos a otra cercana a la Garganta del Diablo. Por suerte habíamos comprado una cámara waterproof en nuestra visita a Ciudad del Este, Panamá, pues grabamos cuando pasamos por debajo y eso nos permitió ver cosas que no habíamos podido apreciar antes.

Sobra decir que acabamos empapados, no hay pantalón impermeable que valga… y menos los de Oscar, que tenían los bolsillos abiertos… Pero hacía tantísimo calor, que hasta lo agradecimos.
¡Menudo recibimiento!

Después nos subimos a otro barco, éste nos dejó en la Isla San Martín. Nuestro comité de bienvenida fue un enorme grupo de mariposas revoloteando cerca, preciosas.

Una parte del río, donde dejan los botes, es apta para el baño… pero nosotros no habíamos ido a tomar el sol, sino a caminar. Y eso hicimos. Empezamos a subir las empinadas escaleras, nos tomamos un descanso en una parte sombreada y comimos los sandwiches que llevábamos. El calor y humedad eran horrorosos. Cuando terminamos de comer, seguimos subiendo hasta una bifurcación. Recorrimos todos y cada uno de los senderos de la isla, contemplando vistas panorámicas de las cascadas.
Después de recorrer la isla, regresamos a «tierra firme» y fuimos a pasear por el sendero superior. Nos gustó, pero si no tuviéramos tiempo de verlo todo y nos viéramos forzados a prescindir de algo sería de éste. Cierto que se ven las cascadas desde arriba, pero no la caída del agua.

Bajo ese aspecto de peluche se esconde un animal salvaje

Por todos los paseos se pueden observar montones de coatíes, caminando, persiguiendo a gente para obtener comida, … Pueden parecer unos animalitos adorables, pero es mejor mantenerse a una distancia prudencial, puesto que no dudan en usar sus uñas y dientes para conseguir comida o defenderse.

De ahí, nos subimos en el tren hasta la Garganta del diablo. Desde la parada de tren, seguimos un camino hasta la cascada más caudalosa del mundo. Para ello, pasamos por un lago con algunos peces y tortugas y vimos cómo el sol empezaba su descenso. Hermoso.
Lamentablemente, no pudimos quedarnos todo lo que hubiéramos querido ya que a las 17.30h debíamos estar en una tienda junto a la entrada para devolver los monoculares que alquilamos (y casi ni usamos).
La Garganta del Diablo… sin palabras.

Para nosotros, esa parte del paseo es la más espectacular, por lo que recomendamos dejarla para el final (pero con tiempo suficiente para disfrutarla al máximo). La hipnotizadora caída del agua y el ensordecedor sonido de su caída es algo único. No hallamos palabras para describir esa experiencia.

Cuando nos dimos cuenta de la hora que era, nos fuimos corriendo a la estación. El tren estaba bastante lleno. Nos tocó esperar un rato. Ahí nos enteramos que era el último tren del día, ya que el parque cierra a las 18h. No teníamos ni idea. Una vez más, el universo nos estaba echando una mano.
Devolvimos los monoculares justo a tiempo y regresamos al hostal. Cenamos fuera, ya que la cocina del hostal no invitaba a ser usada.
– Hito de las 3 fronteras –
El siguiente día dejamos las mochilas preparadas en el hostal y nos fuimos caminando al «Hito 3 fronteras», por el camino más largo, el que bordea el río. Un camino muy bonito, pero hacía demasiado calor. Íbamos parando en casi todas las (escasas) sombras que ofrecían los (escasos) árboles para detenernos y recuperar aliento.
Desde el hito se ve Brasil y Paraguay (incluida Ciudad del Este). Tanto el paseo como el hito, están bien, pero no es algo imprescindible. Regresamos en bus al centro, comimos y, una vez más, fuimos a toda prisa a recoger las mochilas para ir a la terminal y dirigirnos a nuestro próximo destino.

*¿Cuándo fuimos? Primeros de diciembre de 2012
* Bus de Foz a Puerto Iguazú:
– 1,5 horas
– 4R / persona
* Bus Puerto Iguazú – Cataratas:
– 45 min.
– 50 AR / persona / i/v
* Entrada Cataratas de Iguazú (como extranjeros):
– 130 AR / persona
* Barco «Aventuras Náuticas» bajo las cataratas:
– 150 AR /persona

* Alojamiento Hostería Iguazú:
– Habitación doble, baño privado, desayuno incluído
– 160 AR

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