En este post intentaremos dar respuesta a una de las preguntas que más nos han hecho a lo largo de nuestro viaje:¿cómo decidisteis por dónde empezar?
Ya habíamos tomado la decisión de hacer un viaje largo y dar la vuelta al mundo. Lo que nos quedaba por decidir era en qué sentido. Saliendo de España… ¿hacia el este o el oeste?
Cada uno hizo un listado de los países a los que quería ir y los comparamos. Oscar quería empezar por la India y el Sudeste asiático, mientras que Javita apostaba por Sudamérica. Si nos sigues en el blog, ya sabrás cuál fue nuestra decisión. Tomamos en consideración varios motivos y es que pensábamos que un viaje de este tipo (mochilero, por más de un año) nos podía agotar y preferíamos empezar suave, por lo conocido. Como mínimo, el idioma es el mismo. Así sería una adaptación progresiva a nuestra nueva forma de vida.
A día de hoy, después de haber terminado el viaje y estar de vuelta desde hace unos meses, creemos que fue la decisión acertada. La otra opción, la de empezar por la India, se nos presentaba algo más compleja, pues no solo el idioma es distinto, hablamos de una forma de vida que nada tenía que ver con la nuestra. Nos pareció, en especial a Javita, un cambio demasiado drástico.
Una vez decididos a empezar nuestra aventura por el continente americano, empezamos a planear la ruta. Nos pareció una muy buena idea, casi que inmejorable, tener como primer destino Colombia, pues ahí se trasladó el amigo que nos presentó. Así que ya teníamos no solo el continente, si no el país donde empezaría nuestra gran experiencia.
Planificando un largo viaje |
Hicimos algunos descartes por la gran inseguridad que se vivía en el momento, como Venezuela. Un país que sabemos es hermoso y que está en nuestra lista de «países pendientes». Así que puesta la primera banderita en Colombia y descartando uno de los países vecinos, el siguiente destino estaba claro: Ecuador. Decidimos seguir un orden más o menos lógico. Aunque en este caso, y nada más empezar, alteramos los planes. Estando en Medellín (Colombia) y hablando con nuestro couchsurfer del momento, decidimos desviarnos a Cuba. Después retomamos el viaje, siguiendo más o menos el itinerario inicial.
El retrasarnos más de lo pensado en un primer momento nos dio la posibilidad de pasar nuestro primer fin de año fuera de casa con la mamá de Javita, en Santiago de Chile. Así que, a pesar de no tener previsto llegar a Chile hasta unos meses más tarde, cambiamos de nuevo la ruta. Esto es lo positivo de no haber contratado un viaje cerrado.
La opción de un pasaje «round the world», con fechas y destinos concretos nos parece muy buena idea porque puede resultar más barato, pero solo si tienes un tiempo limitado. En nuestro caso, no hubiera funcionado y hubiéramos ido estresados. Nos gusta la libertad de decidir en el momento.
Otro de los países que no teníamos claro si incluir en nuestro viaje era Uruguay, no por inseguridad, si no más bien porque no encontramos información suficiente que nos lo hiciera atractivo. Cuando estábamos en Argentina pensamos «¿por qué no?»… y nos fuimos un mes a ese pequeño y bello país. Otra elección acertada. Nos gustó el país; nos encantó la gente.
Teníamos claro que pasaríamos por EEUU porque Javita tiene familia allí y teníamos que aprovechar la ocasión de ir. Respecto de este enorme país, teníamos dudas sobre qué hacer. No era por no saber qué hacer, si no más bien por no saber qué elegir. Al final decidimos recorrer sólo una pequeña parte y dejar todo lo demás para otro momento. No lo incluimos en este viaje porque es excesivamente grande y caro. Es un destino al que planeamos ir en otra ocasión.
De ahí dimos el salto a Fiji, donde nos sorprendieron los elevados precios. Y después pasamos a Nueva Zelanda y Australia.
Y ya llegamos al tan deseado sudeste asiático. Quizás la época no fue la mejor, pues era época de lluvias. Pero en un viaje tan largo, a menos que lo tengas todo absolutamente calculado, es fácil tropezar con épocas de lluvia, frío, etc.
Llegamos a Malasia y, después de mucho pensar por dónde tirar, escogimos una ruta. Otra vez, tuvimos que alterar el itinerario planeado para incorporar la visita del papá de Javita y, poco después, de los papás de Oscar. Hemos tenido mucha suerte de contar con el gran apoyo de nuestros padres, en todo momento.
No te vamos a negar que hicimos un excel donde escribimos los meses ideales para visitar cada uno de los países de la lista. Ese listado, que tanto esfuerzo nos costó, pues pasamos hora y horas mirando páginas de Internet, contrastando información para asegurarnos que era correcta… quedó en el olvido. Visitamos Torres del Paine (patagonia chilena) y Uyuni (Bolivia) en otoño-principios de invierno, con un frío horrible, sacándonos la ropa térmica sólo para ducharnos. Caímos en el sudeste asiático en época de monzones, donde, de repente cae un manto de agua impresionante y no sabes si va a durar unos minutos, horas o días. Pero sacamos lo mejor de cada lugar, valorando el momento que estábamos viviendo y entendiendo que cada lugar tiene su encanto independientemente del clima.
Vamos, que empezamos muy organizados y planificados. Pero al final nos dejamos llevar y ésa fue la mejor decisión que tomamos. En algunos lugares nos quedamos más de lo pensado porque nos apeteció. Si hubiéramos estado pendientes del parte meteorológico, el ritmo hubiera sido totalmente distinto.
Aunque si puedes elegir, por supuesto, intenta visitar un lugar en las mejores condiciones. En un pueblo de Laos, donde solo queríamos pasar una noche ya que lo único interesante era visitar unas cuevas, nos quedamos tres noches esperando que parara de llover. No había nada, nada, nada que hacer ahí. Más que pasear bajo la lluvia, llenarnos los pies de barro, luchar contra los mosquitos… pero lo recordamos con mucho cariño por la amabilidad de la gente. Ahí comprobamos, una vez más, que no es necesario hablar el mismo idioma para poder comunicarnos.
En fin, para planificar un viaje largo (nuestra previsión era de un año o año y medio), creemos que lo mejor es empezar por lo más cercano y familiar, para que el contraste no sea tan grande y te quede energía hasta el final. El clima también es importante, hay lugares que debido al frío o lluvia no vayas a poder visitar como te gustaría.
Para que no se te haga tan difícil, te indicamos unos pasos que te serán de ayuda:
1. Calcula el tiempo del que dispones.
2. Especifica el «macro»: presta atención a tus emociones, qué te susurra esa vocecita en tu cabeza: ¿África? ¿Sudamérica? ¿Sudeste asiático?
3. ¿Tienes una fecha concreta para empezar? Mira el clima. Si es el apropiado: haz la mochila ya! Si no lo es, plantéate cambiar la fecha de salida o adapta la ruta (siguiente paso).
4. Una vez hayas elegido el «macro» (continente, subcontinente), escribe qué países o zonas quieres visitar y mira un mapa para seguir un orden lógico, que te permita ahorrar tiempo en desplazamientos. Anota la ruta.
5. Lee varios blogs, de ahí puedes sacar mucha información: cuánto tiempo recomiendan pasar en cada lugar, qué actividades hacer, qué no debes perderte, etc.
6. Compra el pasaje, al menos el de ida. Este es el último empujón y lo que hará que empieces a ver que es verdad, que te vas. Así que no tardes más… ¡prepara la mochila!