Córdoba, la provincia, no dejó de sorprendernos. En este caso, fue el contacto con la naturaleza.
Cosquín
Nos hablaron de Cosquín, un pueblito a un par de horas de Córdoba al que podíamos llegar en el llamado «Tren de las Sierras». Nos dijeron que tanto el camino como el pueblo en sí eran bonitos, así que averiguamos los horarios y planificamos nuestra excursión por el día. Solo había tres trenes desde Córdoba, temprano, al mediodía y después de comer. Decidimos ir temprano para pasear con toda tranquilidad, ya que después habíamos quedado de juntarnos con Carlos y Mónica.
Llegamos un poco justos de tiempo a la estación, así que apenas nos tocó esperar. Pero sí tuvimos tiempo de sobra para ver que el andén estaba lleno. Llegó el tren y entraron todos como si se tratara de una desbandada. No hacía mucho que nos habíamos despertado, así que no éramos la rapidez personificada. A pesar de eso (y para nuestra sorpresa), cuando entramos en el vagón vimos que justo quedaban dos asientos libres. No estaban juntos, pero nos podíamos mirar. Javita se sentó mirando haciael sentido de la marcha del tren mientras que Oscar iba sentado de espaldas a la marcha y de cara a Javita.
Pensamos que no podíamos tener mejor suerte: llegamos justo a tiempo a la estación, conseguimos sentarnos sin pelearnos por los asientos… En fin, que pintaba muy bien. A los pocos minutos, vimos que todo era un espejismo. Patadas en los asientos, niños chillando, adultos hablando más alto que los chillidos de los niños… Además, nos dimos cuenta que el paisaje más bonito era el que estaba a espaldas de Oscar, así que ni eso disfrutamos (te recomendamos que te sientes, si lo consigues, en los asientos de la izquierda, mirando hacia la dirección en la que marcha el tren). Y por si fuera poca tortura, un trayecto que se suponía de dos horas, duró 3.
Afortunadamente también lo malo tiene su final, así que salimos de los primeros del tren y nos alejamos lo más rápido posible de la muchedumbre. Teníamos hambre, así que localizamos una calle principal y nos dirigimos hacia la plaza del pueblo, en busca de un lugar donde desayunar y empezar de nuevo el día. Nos tomamos un rico y contundente desayuno y, sin perder más tiempo en pasear por el pueblo (ya que no tiene ningún atractivo destacable), nos fuimos hacia el río.
¿Por qué cruzó Óscar el río? Para llegar al otro lado |
Caminamos por la avenida San Martín hasta llegar al puente y bajamos por unas escaleras situadas en un lateral del mismo para continuar bordeando el río. Cruzamos por un paso, pero no encontramos nada interesante al otro lado, así que regresamos al caminito que estábamos siguiendo. A lo lejos vimos un elevado puente por donde pasa la vía del tren y escuchamos gente por aquella zona; con curiosidad, nos dirigimos hacia ahí. Hacía calor, el sol pegaba fuerte y el paisaje era hermoso. Paseando entre la vegetación, al lado del río, sentimos una tranquilidad absoluta. Seguimos caminando, en silencio. Sintiendo esa paz.
Llegamos debajo de ese altísimo puente, donde había unas enormes rocas. Unos metros más allá, unas pozas creadas por un dique artificial parecían ser el punto de encuentro de todos los que iban en el tren. Nos pareció que era un buen momento para sentarnos, aún alejados del ruido que hace la gente cuando se reúnen en grupos grandes y están de fiesta, y hacer algo de relajación. El agradable sonido del agua pasando tranquilamente por nuestro lado y lo refrescante que resultaba para nuestros pies hizo que nos sintiéramos profundamente agradecidos por todo lo que estábamos viviendo, por ese preciso instante.
Puente ferroviario sobre el río Cosquín |
No llevábamos bañador, así que solo pusimos en remojo los pies, mientras comíamos lo que habíamos llevado. Observando, como si de una película se tratara, a la gente que iba corriendo de un lado a otro, a aquellos que saltaban desde uno de los diques, etc. Nos gusta sentarnos e imaginar historias.
Después de un rato, nos llamó Carlos y nos indicó dónde debíamos esperarlos.
San Marcos Sierras
Después de algo más de una hora en coche, llegamos a un pequeño (y cuando decimos pequeño… es pequeño) pueblo, conformado por solo un puñado de calles, San Marcos Sierras se define como un poblado hippie.
¿Te contamos algo de historia? Verás, antes de la llegada de los españoles (no nosotros, los conquistadores, que llegaron algo antes), en los bosques de San Marcos Sierras habitaban los Henen, nativos del lugar (aunque también se les conoce como «indios comechingones», que es como se denomina a la sierra en la que se ubica). Bueno, como era lo habitual, los conquistadores los desplazaron, pasando los primeros a habitar en este lugar. Un hecho insólito es que, aún en tiempos de la «colonia», se les devolvieron las tierras (¿te has quedado tan sorprendido como nosotros?). Con el paso del tiempo, fueron llegando a este punto del mapa diversos tipos de inmigración.
Iglesia de San Marcos Sierras |
El actual San Marcos Sierras (¡qué nombre tan largo para un pueblito tan pequeño!) es una mezcla de distintos tipos de visitantes. Seas o no hippie, este lugar te gustará. Nosotros no estuvimos mucho tiempo porque nuestros anfitriones no querían volver tarde a Córdoba, pero sí pudimos pasear un poco. El gran atractivo de este pueblo es la miel y su feria artesanal, aunque nosotros solo vimos un par de puestitos ya instalados, compramos un tarrito de miel que fuimos usando durante meses. Como todo pueblo, por pequeño que sea, tiene su iglesia (cerrada cuando nosotros estuvimos).
A pesar de no poder ver la feria al completo, se vende artesanía a lo largo y ancho del pueblo. En casi cualquier rincón, en casi todas las casas, se venden preciosos productos hechos a mano. Fue una pena no haber podido comprar nada… aunque para Oscar fue una suerte no disponer de lugar en la mochila para que Javita comprara camisetas o bolsos hermosos.
Después de un relajado paseo, nos sentamos en una terracita a tomar algo y disfrutar del inicio atardecer. Recordamos con mucho cariño ese paseo con Carlos y Mónica, unos anfitriones excelentes.
Y así ponemos fin a nuestro paso por Córdoba, después de un acercamiento a los jesuitas gracias al paseo por la ciudad, y de conocer algo más de historia gracias a la excursión a Alta Gracia.
* ¿Cuándo fuimos?: Mediados de febrero de 2013
* Tren de las Sierras de Córdoba a Cosquín
– 5,80 AR$/persona
– 2h. (en la práctica, 3h)
-Procura sentarte en la ventana de la izquierda, de cara al sentido de la marcha del tren.
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